jueves, 17 de marzo de 2016

Lo hicimos nosotros

La experiencia nos recuerda que las instituciones sólidas emergen a un ritmo glacial, gracias al esfuerzo acumulativo de generaciones de reformadores. La lección que nos dejan otras naciones, es que los países necesitan tres ingredientes para combatir la corrupción: un sólido marco legal, líderes comprometidos y apoyo público sostenido.

El primer ingrediente no debiera ser un problema, cuando se ha basado nuestra constitución política en la Constitución estadounidense, aunque la dificultad para implementarlo sostenidamente aún constituye una grave debilidad. En cuanto al segundo, una gran cantidad de personas valientes han defendido la probidad, aunque en gran medida hayan sido ignoradas o condenadas al ostracismo.

El tercer ingrediente ha sido el más difícil de obtener, ya que históricamente tendimos a tolerar la impunidad de las élites políticas y económicas – acostumbradas a no pagar por sus desaciertos, para eso está la “gilada”, el ciudadano de a pie.
Debemos recordar que hubo; “quienes robaban para la corona” y se proveía impunidad o se toleraba la corrupción con el “roba, pero hace”.
Así tuvimos, tablitas, corralitos, cepos, blindajes, ajustes, pasar inviernos, veranos, recién comenzaremos a pasar el otoño, . . .

Esto pareciera estar cambiando, los ciudadanos están manifestándose para decir basta a la corrupción. No se trata de protestas aisladas, las demostraciones ahora involucran, a la clase media de la región. Si esta presión popular y la judicial continúa con mas ahincó, podrían crear las condiciones para que muchas otras reformas tengan éxito.

Desde el regreso a la democracia, se ha estado trabajando para fortalecer la separación de poderes en los sistemas políticos, con medidas que van desde la ampliación de la autoridad de las legislaturas para analizar los presupuestos y controlar los gastos hasta el refuerzo de la capacidad judicial para procesar complejos crímenes financieros, han introducido salvaguardas mejoradas contra la evasión fiscal y el lavado de dinero, se intenta reformar las fuerzas policiales y adoptar un enfoque más estratégico en la lucha contra el tráfico de drogas y el crimen organizado.

Se pretende desarrollar la confianza en las instituciones públicas, que es fundamental para el aliento a la oferta agregada, en un momento que la des-aceleración del crecimiento mundial y la caída de los precios de las materias primas exigen un rápido aumento de la productividad de las PyME.

Los funcionarios electos de los sub-niveles de gobierno – vía acto eleccionario – están recibiendo el mensaje de la ciudadanía residente y lentamente se suman – mas por obligación normativa, que por convicción – a las iniciativas para la buena gobernanza y el Gobierno Abierto. Si la Corporación Política Partidaria y las Cámaras Empresariales suman sus voces a la protesta contra la corrupción, Argentina podría lograr una ruptura definitiva con su pasado y garantizar que todos los ciudadanos puedan confiar en la implementación justa del imperio de la ley y alcanzar un casi satisfactorio potencial de calidad de vida en lo mediato, HECHO POR NOSOTROS.

Cordial saludo

JARO

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